martes, 1 de abril de 2008
Tan sólo quería respirar
Está ahí y siempre lo estará. Tranquilo, callado y sin llamar la atención, pasando totalmente desapercibido. Sin embargo está ahí, mostrando no mucho más que esa apariencia débil y tan suave que lo hace tan especial, tanto que dan ganas de abrazarlo, de tenerlo entre los brazos y no soltarlo jamás.
Pero él no se deja abrazar. No quiere. Tal vez esté cansado de tanta apariencia débil y tanta sobreprotección, tal vez desde bien pequeño haya estado acostumbrado a eso y otro abrazo más le sea repetitivo, agobiante, cansino. Tal vez ahora pretenda alzar al vuelo, tal vez haya decidido, por fin, abrir las alas y echarse a volar...
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